Hazte esta pregunta: ¿para qué sirve el nombre de tu perro? Posiblemente la primera respuesta que te venga a la cabeza sea “para llamarle y que venga”.
Ahora párate y piensa: ¿para que sirve tu propio nombre?
Nuestro nombre sirve para identificarnos, pero también tiene un sentimiento más profundo de identidad propia. Sin duda son cosas importantes, y los nombres de los perros deberían tener la misma importancia.
El nombre que pongas a tu perro será una de las palabras más importantes en su vida, o al menos así debería ser. Pero es frecuente que algunos perros “pasen” de su propio nombre. ¿Por qué? ¿Qué tienes que hacer para que tu perro de importancia a su propio nombre?
Aquí te lo cuento.
La importancia del nombre del perro.
Muchos profesionales deciden empezar rápidamente con el “sit”, el “platz” y el “heel” desde el primer día que acudes a una clase de adiestramiento canino. En mi caso, la primera “chapa” que doy a mis alumnos es en torno al nombre del perro.
Sí, soy muy chapas (muy pesado) con mis alumnos porque no quiero que simplemente repitan las cosas como autómatas, lo que busco es que entiendan el porqué de las cosas y saquen sus propias conclusiones.
¿Tu nombre es importante para ti? Seguro. Para tu perro su nombre debería serlo igualmente. ¿Te habías parado a pensar en esto? ¿No? Pues ha llegado el momento.
¿Qué significa el nombre para el propio perro?
No podemos saber exactamente qué ocurre dentro de la cabeza de un perro (ojalá!), pero la observación nos dice que los perros aprenden a identificar su nombre. De hecho, científicos de la Universidad de Maryland han demostrado que pueden llegar incluso a identificar su propio nombre en medio de la muchedumbre.
Este fenómeno responde a la atención selectiva. Es decir, para el perro su nombre es una palabra más valiosa y merece más atención que otras palabras y sonidos. Por eso incluso aunque sea otra persona la que pronuncie su nombre son capaces de identificarlo y dirigir su atención hacia ella.
Esto es algo fantástico, pero para que ocurra tiene que darse una asociación positiva con el nombre. Es decir, que su nombre se asocie con algo bueno (o con algo malo) determinará la importancia que el perro dé a su propio nombre y cómo responderá cuando lo oiga.
Si las cosas se hacen bien, el perro reconocerá su nombre y dirigirá la atención hacia quien lo haya dicho. Si las cosas se hacen mal, el perro posiblemente también reconocerá su nombre pero decidirá ignorarlo, por si acaso…

¿Es difícil lograr una buena respuesta al nombre?
Conseguir esto no es complicado siempre que se trate al perro de forma empática y no se ejerza mucha presión sobre él. Si eres amable con tu animal posiblemente esta asociación positiva con su nombre ya se haya producido, incluso aunque no te lo hubieras propuesto. Simplemente el tiempo y las repeticiones han fijado ese aprendizaje.
Esta es la clave para fijar una buena respuesta al nombre: asociar el nombre con algo positivo. Simple pero efectivo. ¿Por qué la mayoría de los perros responden como un tiro cuando les dices “toma”? Porque detrás de esa palabra suele venir un trozo de comida. Su nombre debería ser tan potente como ese “toma”.
Entonces, si es tan sencillo… ¿por qué hay tantos perros que no responden a su propio nombre?
En un mundo ideal todos somos amables con los perros el 100% de las veces. Pero en el mundo real, me juego un café a que más de una vez has reñido al perro usando su nombre. Esto envía señales confusas al perro, que no puede encontrar la lógica detrás de su nombre, y no sabe si esperar algo bueno o malo. O en el peor de los casos, puede ser que el perro ya directamente no haga ni caso cuando escuche su nombre, porque lo tiene asociado a algo negativo y opta por ignorarlo.
Si es tu caso, es momento de que te pongas manos a la obra para solucionar esto. Y si tu perro sí que atiende a su nombre: sigue así y no lo estropees.
Cómo se estropea el nombre del perro.
El nombre es una de las palabras más importantes para el perro, pero la realidad es que suele ser la palabra (señal, orden, comando, como quieras llamarlo) que más maltratada está. Y es una pena.
La mayoría de los perros suelen aprender su nombre por simple asociación, como te comentaba antes. Pero llega un momento que por alguna razón se “quema”. Es decir, se estropea, se asocia con algo negativo y el perro opta por ignorarlo porque considera que no le interesa lo que suele venir después de escuchar su nombre.
Cosas como llamar al perro por su nombre para después reñirle, o gritarle directamente usando su nombre, o repetir y repetir constantemente y sin sentido funcional su nombre hasta desgastarlo… son algunos ejemplos de situaciones que pueden provocar esto.

Lo que un buen nombre de perro debería ser.
El nombre del perro, más allá de ser su identidad y mirándolo desde una perspectiva del adiestramiento, debe tener un significado y una respuesta clara: atención.
Pero atención con subidón. En plan “¿qué hacemos?” o “¿A dónde vamos?”. Decir el nombre de tu perro y que te mire moviendo la cola es lo más bonito que te puede pasar. Además, para que quede claro: prestar atención no implica que venga, puede dirigir la atención desde la distancia.
Además, desde un punto de vista funcional, si el perro responde a su nombre como un tiro es algo que te puede servir para evitar que se aleje demasiado o se escape, para salir de un conflicto con otro perro (como te explico en este post de perros reactivos con la correa) o para pararlo en seco antes de que cruce una carretera, cosa que le puede salvar la vida. Hay pocas cosas que le puedas enseñar a tu perro que puedan salvarle la vida, y su nombre es una de ellas.
¿Cómo se consigue esto? Vamos a verlo.
La entonación: clave en la comunicación persona-perro.
Esta claro que los perros no entienden castellano, quizá algunas palabras sueltas pero poco más. Lo que reamente transmite al perro nuestra intención y nuestro estado emocional es el tono con el que le hablas. Si se lo dices con un tono agudo y alegre es muy diferente a si eres seco, brusco y grave.
Estudios científicos dicen que el tono que uses puede activar diferentes zonas de su cerebro. Un tono amable, de alabanza (el llamado praising intonation) activa el centro de refuerzo de su cerebro. Cuando esto pasa, su cuerpo libera dopamina, hormona que entre otras cosas facilita la motivación, la cognición, la memoria y la atención.
Por esta misma razón todos los perros responden mejor a metodologías basadas en recompensas: están más motivados, aprenden más rápido y retienen mejor lo que aprenden.
Entrena el ejercicio de respuesta al nombre.
Recuerda: el nombre del perro no es una señal de llamada. Su nombre no significa “ven”, sino “oye, préstame atención que te voy a pedir algo”, por ejemplo, que vengas. Se entiende la diferencia, ¿no?
Habrá ocasiones en las que necesites la atención del perro pero no necesariamente que venga a ti. Si quieres que venga, solo tendrás que añadir la señal de llamada que tengas: “Bobby” (esperas a que el perro te preste atención) + “ven aquí” (señal de llamada). De hecho, pedir al perro que venga cuando te está prestando atención es mucho más efectivo que llamarlo mientras está haciendo cualquier otra cosa.
Una forma fantástica de entrenar la respuesta al nombre es hacerlo con clicker. Solo tienes que llamar al perro por su nombre y cuando te preste atención, clickas y le refuerzas. De forma rápida podrás entrenar la respuesta al nombre.
Si necesitas más ayuda con esto, este es uno de los ejercicios que explico en mi curso de introducción al clicker que tienes disponible gratis en mi escuela online. Como te decía antes, la respuesta al nombre es una de las primeras cosas que siempre trabajo con los perros y en este curso podrás verlo. Si te interesa puedes hacer clic aquí:
No repitas infinitamente el nombre del perro.
Esto aplica para cualquier palabra que tengas que decir al perro. Por ejemplo, si quieres que se siente, deberías decírselo una vez. Dos como mucho si está un poco distraído. Pero si necesitas decirle 9 veces “sienta” para que se siente, ese sentado no está bien entrenado y lo único que vas a conseguir es “quemar” esa palabra.
Lo mismo, o peor, ocurre con el nombre. Hay mucha gente que repite constantemente el nombre del perro. Todo el rato. Que si Boby esto, que si Boby lo otro, Boby me voy a por tabaco, ahora vengo Boby, Boby qué guapo Boby, Boby…. Basta ya! XD
Repetimos tanto el nombre, en tantos contextos diferentes y sin darle un significado que sea entendible para el propio perro que al final se convierte en un ruido de fondo que no significa nada.
Y caer en la trampa es muy fácil. Imagina esta situación:
Llamas al perro usando su nombre para ello (algo que ya hemos dicho que está mal). El perro te ignora, porque total siempre le estas llamando y si no va no pasa nada. Entonces repites su nombre. Y lo vuelves a repetir pero ahora con una entonación más grave que indica que te estás enfadando. Tu perro entiende eso y sabe que algo malo puede pasar, por lo que activamente decidirá no ir (y no le puedes culpar por ello, ¿quién lo haría?).
¡Enhorabuena! Acabas de entrar en el circulo vicioso de estropear la llamada y el nombre del perro! ¡Dos por el precio de uno!
Cómo elegir el nombre del perro.
Este punto va de regalo. No quiero decir a nadie qué nombre tiene que poner a su perro, pero bueno, en base a todas las cosas que he comentado hay ciertos nombres que pueden ayudar a que todo vaya bien o sea más complicado. Así que por eso he creído interesante finalizar con este punto.
Cuidado con el NO.
En primer lugar, piensa en el nombre a futuro. Quizá un nombre tipo “Noe” te resulte chulo, pero corres el riesgo de que tu perro entienda “NO” cuando le llamas, creando una asociación negativa con su nombre.
Esto ocurre porque la mayoría de las personas no enseñan a su perro a entender el “no”. Simplemente lo enseñan por las malas, como si el perro ya debiera entender su significado por ciencia infusa. El “no” puede ser fantástico, efectivo y lo más importante, amable, si se enseña educadamente. Pero bueno, esto para otro post.
Cuidado con las casas multi-perro.
Si tienes la maravillosa suerte de convivir con más de un perro, algo que debes tener en cuenta es cuánto se parecen los nombres de los perros entre ellos. Si tu primer perro se llama Boby, al segundo perro no le llames Toby, ya que se van a hacer un lío.

Ojo con los nombres largos.
Como decía, puedes llamar a tu perro como quieras y que nadie te diga lo contrario. Pero si optas por un nombre largo, tipo “Víctor Rodríguez” (este es un nombre de perro real), plantéate el tener un apodo más corto, tipo “Viti” o algo así.
Para mí, nombres de dos sílabas es lo ideal. Y te explico por qué: es muy fácil hacerles sonar amigables acentuando la primera sílaba. Mi perro se llama Ratón (con acento en la ó), pero cuando estamos por ahí y le llamo, “cambio el acento” del nombre y pongo el acento en la a, de forma que sonaría algo así como “Ráton” (sé que no llevaría acento, pero lo pongo así para facilitar que se entienda la idea que quiero transmitir).
Así suena más amable, más juguetón y por tanto más atractivo para el perro. Es muy difícil decir Ráton (con acento en la a) de forma enfadada. Como te decía antes, el tono es muy importante, por lo que un nombre que sea muy fácil de darle ese tono amable siempre jugará a tu favor.
Busca un nombre con el que te sientas confortable.
Imagina que tu perro está en mitad de un parque lleno de gente, se despista y se va en dirección contraria. Tienes que llamarle fuerte antes de que sea demasiado tarde… pero te da vergüenza porque tu perro se llama “croquetita de jamón”. Eso es un problema.
Oye, que si te da igual la gente y tal, perfecto, pa’lante. Pero el nombre de tu perro no debería suponer nunca un problema a la hora de usarlo.
Conclusiones sobre el nombre del perro.
He dicho muchas cosas sobre el nombre del perro, pero si hay algo con lo que deberías quedarte de este artículo es con lo siguiente:
Asegúrate de crear una asociación positiva con el nombre del perro y protégela a lo largo de los años para que no se estropee.
Una buena respuesta al nombre da mucha seguridad, facilita cualquier proceso de educación o adiestramiento e incluso, como te he explicado más arriba, puede salvar la vida al perro. Y además, es parte de su identidad!
Haz que tu perro levante la cabeza orgulloso para mirarte moviendo la cola cada vez que le llames por su nombre, diciendo “Ratón! Ese soy yo! Qué hacemos?”.