10 consejos para que educar a tu perro sea más fácil

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¿Estás educando a tu perro por tu cuenta?

Puede ser algo desafiante ¿verdad? Especialmente si no tienes mucha experiencia o no cuentas con la ayuda adecuada. Si es tu caso, este artículo te va a interesar.

Aquí te dejo 10 consejos que seguro que te ayudan a mejorar y a hacer más fácil el entrenamiento con tus perros.

1. Sé consistente con las reglas.

Esto es de primero de perro, pero hay muchas personas que no entienden la importancia de ser consistente con el perro en su educación del día a día. Y más importante cuando hablamos de su entrenamiento en obediencia.

Las reglas o límites que tengas en casa (que cada uno tendrá las suyas) tienen que ser muy claras y seguidas por todos y todas. Si todo el mundo es consistente y hace lo mismo no llevará mucho tiempo que el perro tenga las cosas claras.

Por ejemplo: no dar comida humana al perro. Si quieres que no se le dé comida de personas para que después no pida o no esté pendiente mientras la familia come, asegúrate de que todo el mundo lo entiende y lo cumple.

Si alguien en casa incumple esto y le da comida al perro no tiene ningún sentido que después tú le regañes por pedir comida en la mesa. No es justo castigar a tu perro por algo que otra persona en casa le ha reforzado.

Y lo mismo podríamos aplicar con que no se suba al sofá o a la cama. Si hay una persona que se lo permite no es justo que después otra le riña por ello. Tampoco es justo que si un día le permites que suba a la cama porque en ese momento puntual te apetece después le riñas cuando te le encuentres subido a ella.

Ser reforzado un día y castigado al siguiente por hacer lo mismo es justo lo contrario a ser consistente. Eso envía señales contradictorias al perro, confundiéndolo y frustrándolo.

Las reglas que decidas tener en casa deben ser claras tanto para ti como para el resto de personas. No cumplir esto va a hacer que al perro le cueste más entender las cosas.

2. Fomenta el buen comportamiento de tu perro.

Una de las mejores formas de conseguir una buena educación en tu perro es fomentar y reconocer sus buenas conductas. Realmente es algo muy simple pero que muchas veces se nos olvida.

No pienses solo en lo negativo, en lo que “tu perro hace mal”. Una buena educación no se basa en señalar solo los malos comportamientos, sino en reconocer los buenos. Si al perro solo le riñes por lo que hace mal pero no le indicas qué es lo correcto, no sabrá qué hacer.

Ten en cuenta que nuestros perros están constantemente aprendiendo, no solo cuando tú quieres. Por lo tanto, hazle saber cuándo esté haciendo algo bueno, algo que te gusta, y así fomentarás que el perro lo repita. No des por hecho que el perro entienda las cosas mediante tu silencio, debes hacérselo saber. Esta es una de las bases del adiestramiento canino en positivo.

Hazlo incluso aunque te parezca una tontería lo que ha hecho, no lo reserves para grandes logros. Todas esas pequeñas interacciones positivas le ayudarán a entender qué cosas son buenas y por tanto puede hacer (es decir, qué esperas que haga en cada ocasión).

Si tu perro se tumba cerca de ti de forma tranquila mientras ves la tele y eso te gusta, házselo saber con un “buen chico”. Así con cada cosa que haga. Si se lo haces saber intentará volver a repetirlo en lugar de hacer otras cosas más inadecuadas.

3. Conoce los límites de tu perro.

Todos los perros tienen límites. Tu cachorro no va a tener la capacidad de atención que tiene un perro adulto. Tu perro senior no va a tener la misma capacidad física que un mozuelo de año y medio. Y quizá tu perro tenga algún problema de miedos que no le permita acercarse a otros perros o personas como cualquier otro haría.

Por lo tanto, debes adaptar la educación y el entrenamiento a los límites que tenga tu perro y buscar la fórmula que mejor funcione. Si tu perro es muy joven tendrás que entrenar por periodos muy cortos, mientras sea capaz de mantener la atención. En cambio, si tu perro es senior tendrás que descartar algunas habilidades que sean físicamente más exigentes. Y si tu perro tiene miedo, deberás buscar la distancia adecuada para que pueda estar tranquilo.

De esta forma tu perro verá las sesiones de entrenamiento como algo positivo y divertido. Y a ti te verá como esa persona que le asegura un buen rato de estimulación y libre de peligros. Como su referente de afecto y seguridad.

Si sobrepasas los límites del perro conseguirás que te vea como todo lo contrario.

Por lo tanto debes prestar atención a tu perro cuando estés con él y entender todo lo que te comunica con su lenguaje corporal. Así él mismo te dirá qué cosas le gustan más hacer y qué cosas le molestan o incomodan, con lo que podrás ir mejorando la relación con el tiempo.

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4. Controla el entorno.

Cuando hablamos de sesiones de entrenamiento es fundamental controlar el entorno. El mejor sitio para empezar a entrenar es el salón de tu casa. En el exterior siempre habrá muchos más distractores contra los que tendrás que luchar para conseguir la atención de tu perro.

Piensa que cuando entrenas en el exterior no le estás pidiendo a tu perro que simplemente realice un truco, sino que deje de ignorar todos esos olores, sonidos, presencias y estímulos que le rodean para hacer lo que le pides.

Por lo tanto, siempre que quieras enseñarle algo nuevo a tu perro busca un entorno libre de distracción. Dentro de casa es un sitio perfecto. Y una vez que la habilidad está comprendida puedes entrenarla en otro lugar que tenga más distracción. Además, ten en cuenta que cuando hagas esto el perro no va a realizar el ejercicio de la misma forma, necesitará un poco más de entrenamiento para poder lograr una generalización adecuada (en mi curso de adiestramiento con clicker te hablo de todos estos conceptos, como generalización, discriminación, etc.).

El entorno cobra especial importancia cuando hablamos de un ejercicio en concreto: la llamada. De hecho solo tienes que verlo: dentro de casa la llamada puede ser perfecta pero cuando el perro está en la calle es un desastre. La razón es que en el mundo exterior hay mil cosas más excitantes que hacer antes de acudir a la llamada: olores, gente, perros a los que perseguir, etc. Por lo tanto es muy importante entrenar la llamada en entornos de más fáciles a más difíciles de forma progresiva.

Todo esto lleva un tiempo, por supuesto. No pretendas que el perro acuda a tu llamada a la primera en el exterior si no hay un entrenamiento previo en entornos más sencillos. Si no tiene una llamada fiable en un entorno controlado, olvídate de que salga bien en uno no controlado o lleno de distracción. Así que hay que tener un poco de paciencia, cada cambio de entorno es un nuevo nivel de dificultad en el ejercicio.

5. Motivación.

Es muy importante que sepas cómo mantener la motivación del perro alta y que disfrute entrenando contigo. Para esto tendrás que averiguar qué tipo de recompensas son las que más le gustan: ¿comida? ¿juguetes? ¿de qué tipo?

A muchos perros le gustan varias cosas, pero ¿cuál le gusta más? Sabiendo esto sabrás qué refuerzo usar en qué momento. La comida suele funcionar bien para fases de aprendizaje de nuevas conductas porque les gusta a casi todos y no los desmadra demasiado, pudiendo mantener un nivel de atención óptimo. Los juguetes suelen ir mejor para conductas ya aprendidas que quieres mejorar o ejecutar en otras situaciones más complicadas, ya que excitan más al perro.

Usa diferentes niveles de recompensas para diferentes niveles de exigencia. Usa los premios “buenos” para los ejercicios más difíciles o cuando el perro lo haga especialmente bien.

Dentro de la propia comida o juguetes también puedes variar el qué ofreces. No tiene el mismo valor para el perro una bolita de comida, una salchicha o un taco de queso, y solo tienes que mirarle a los ojos mientras le das cada cosa para saberlo. Igual con los juguetes: hay perros que les gusta más perseguir por lo que prefieren pelotas o discos, mientras que hay otros que prefieren luchar un buen mordedor.

6. Recuerda que el perro también se cansa.

A la hora de entrenar es siempre mejor quedarse corto que pasarse. Los perros no tienen una capacidad de atención ilimitada y si entrenas durante demasiado tiempo puede aparecer cansancio y falta de motivación en el perro, y frustración en ti al no conseguir resultados.

En función de la rutina que tengas con tu perro debes acotar el tiempo del entrenamiento. Es preferible estar 10 minutos al 100% y parar que intentar estar más tiempo y fastidiarlo. Además es necesario que trabajes los ejercicios o trucos que quieras en el orden apropiado y siempre dejando un breve descanso entre ellos.

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7. Cuida tu lenguaje.

Y no, no me refiero a no decir palabrotas.

Las personas tendemos a hablar mucho pero, a la hora de entrenar, hay que cuidar mucho este aspecto para ser muy claros y usar un código de comunicación consistente (sí, otra vez esta palabra).

Empezando por lo sencillo: si tu palabra para que el perro se siente es “sienta”, dile siempre “sienta”. No sit, ni siéntate, ni otras cosas. Y lo mismo aplica para el resto de personas que interactúan con el perro.

Céntrate en las palabras que tengan valor para ese momento. No hace falta repetir constantemente el nombre del perro ni decirle qué bonito es ni qué bien lo hace. Está genial que lo pienses, pero si de tu boca sale solo un “sienta” y un “muy bien” va a ser mucho más sencillo de entender para el perro que si le dices “vamos-a-ver-Bobby-sienta-sienta-chico-muy-bien-pero-que-bien-lo-hace”.

8. Días de descanso.

No todos los días van a salir las cosas. Como todo lo que hacemos de forma rutinaria, unos días van a ser mejores que otros. Y habrá días que, por el motivo que sea, las cosas no funcionen: el perro no está conectado, o has tenido un mal día y no tienes la misma paciencia, o lo que sea.

Si eso ocurre: no fuerces. No hace falta entrenar obligatoriamente. Tomaros un descanso y dedicaros a otra cosa, como simplemente a dar un paseo o a tumbaros en el sofá y rascaros la barriga.

Si fuerzas la situación y las cosas salen mal puedes hacer que tu perro cree asociaciones negativas hacia el ejercicio o hacia ti. Créeme, no merece la pena.

9. Aprende de los errores.

Hay veces que te atrancas y no sabes por donde avanzar para conseguir que tu perro haga una habilidad. Si eso te pasa, es importante dar un paso atrás y entender cuál es la razón por la que las cosas no están funcionando.

Por esto es importante tener una buena metodología de trabajo. Si tienes claros los pasos y avanzas en base a una forma de trabajo clara, cuando algo no sale es muy sencillo detectar qué es y volver atrás al paso que corresponda para subsanarlo, y volver a avanzar. Así se lo enseño a mis alumnos de mis cursos de entrenamiento con clicker.

Cada vez que te ocurra algo así debes ser capaz de obtener un aprendizaje que te sirva para la próxima vez. Porque estas cosas ocurren, cada perro es diferente, con diferentes sensibilidades y también debes ir aprendiendo cómo adaptarte a él lo mejor posible.

10. Cada perro es único.

Si has entrenado a más de un perro esto es algo que tienes muy claro. Lo que funciona para uno puede no servir para otro.

Por eso es muy importante entender el por qué de los ejercicios, y no solo el cómo se hacen. Si solo sabes hacer las cosas de una forma y esa forma no funciona: estás sin opciones. Pero si entiendes la razón por la que se hacen, puedes usar alguna otra técnica (o inventarte algo sobre la marcha) que te ayude a alcanzar tu objetivo y seguir adelante.

Es algo que parece muy sencillo de entender, pero después todos pecamos de lo mismo: vamos a Facebook y escribimos “mi perro tira de la correa, ¿qué hago?”. Es imposible (e irresponsable) responder a eso sin conocer aunque sea mínimamente el caso y el perro.

Muchos dirán: “haz esto, que conmigo funcionó”. Y quizá sea un buen ejercicio, pero eso no implica que con tu perro vaya a funcionar igual.

Es cómo el típico tópico del mecánico que cobra 100€ por apretar un tornillo: no cobra por el hecho de apretarlo, sino por saber cuál es el que hay que apretar. Esto es igual: no es saber hacer un ejercicio, sino saber cómo conseguir que el perro deje de tirar de la correa, sea de la forma que sea.

Si quieres descubrir un método amable…

Por todo eso, siempre en mi forma de enseñar a otras personas a adiestrar a sus perros insisto en que aprendan no una serie de ejercicios fijos, sino una metodología completa por pasos. Entender por qué se entrena así y qué buscas con cada paso hace que puedas solucionar los problemas que aparecen durante el entrenamiento y así lograr mejores resultados. Incluso aunque el ejercicio X no te funcione, porque no dependerás de ejercicios concretos.

Si te interesa aprender la metodología que yo uso para entrenar con los perros usando el clicker de forma amable pásate por mi escuela online, donde tengo varios cursos al respecto. Te dejo aquí un enlace al primero de mis cursos por si quieres probarlo (es gratuito):

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Nota: Este artículo se publicó el 14/04/2020 y se ha actualizado por última vez el 16/02/2023.

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