La ansiedad por separación en perros es un problema muy frecuente hoy en día. A causa de ello existen numerosos artículos donde se habla de cómo identificar este problema, cómo solucionarlo, etc. Pero no se habla tanto de las consecuencias de la ansiedad por separación para la familia y especialmente para el perro.
De esto quiero hablarte aquí: qué consecuencias tiene este problema y por qué debes solucionarlo cuanto antes.
La importancia de la ansiedad por separación.
Según varios estudios, entre el 20 y el 40% de casos de problemas de comportamiento que llegan a especialistas (educadores especializados y veterinarios etólogos) son casos de ansiedad por separación. Si hablamos de centros generalistas (centros veterinarios no especializados en temas conductuales) la cifra se sitúa en el 14-17%.
Esto nos dice principalmente dos cosas. La primera, que dentro de los problemas de comportamiento que pueden padecer los perros la ansiedad se sitúa en uno de los que cuenta con mayor incidencia (hasta un 40% de los casos). De ahí la importancia de esta patología.
Y en segundo lugar, es destacable la diferencia que existe entre centros generalistas y especializados. Según los datos se ve que los especialistas en comportamiento detectan muchos más casos de ansiedad por separación que las clínicas veterinarias. Está claro que aunque tengan toda la buena intención del mundo, las clínicas veterinarias no son el mejor lugar para la identificación y diagnóstico de problemas de comportamiento (salvo que tengan a alguien especializado en esta rama).
No solo eso: cuando se acude a un profesional el problema ya es grave.
Como reflexión añadida, debemos tener en cuenta que normalmente los propietarios de animales acuden tarde a profesionales (veterinarios y especialmente educadores/adiestradores). Es decir, cuando el problema está en un estado avanzado y/o ya ha generado alguna “situación” importante. En casos de ansiedad por separación esto significa destrozos en casa o ladridos que generan quejas y denuncias por parte de los vecinos.
¿Qué quiero decir con esto? Que es muy probable que en esas estadísticas se escapen muchos casos de animales que sí están sufriendo ansiedad por separación pero que no han acudido a ningún profesional para tratarlo. Por lo tanto, la incidencia de esta patología será incluso mayor de lo que nos dicen las “cifras oficiales”.
Y es que la ansiedad por separación va más allá del simple hecho de que “mi perro ladra al quedarse solo”. Realmente si fuera tan sencillo de diagnosticar y de tratar no estaríamos hablando a día de hoy de una de las mayores patologías del comportamiento de los perros, ¿verdad?.
Pero, más allá de la magnitud del problema que hemos visto que es amplia, la realidad es que es uno de los problemas que más afectan al bienestar de la familia (es decir, tanto al perro como a la/s persona/s).
Consecuencias de la ansiedad por separación para el perro.
En el caso del perro quizá no se suele valorar el impacto que esta patología puede llegar a tener en su salud en la medida en la que deberíamos, pero lo cierto es que le afecta enormemente tanto a nivel emocional como físico.
Secuelas físicas para el perro.
Quizá puedes pensar que por las características propias del problema, mientras el perro esté acompañado no le pasa nada. Bien, esto no es tan simple. Sí que es cierto que mientras el perro no se quede en situación de aislamiento no va a manifestar el problema, pero a nivel físico estará luchando contra un enemigo en la sombra: el estrés crónico. Esta es sin duda una de las más importantes consecuencias de la ansiedad por separación.
Vamos a explicarlo.
Ansiedad por separación: lo que ves.
Cada día que sales a trabajar y el animal se queda solo en casa, durante el momento de separación estará sufriendo ansiedad o un capítulo de estrés agudo. Es decir, una situación concreta y puntual con una carga de estrés muy alta que finaliza cuando el perro se relaja tras tu vuelta a casa.
Nota: ansiedad y estrés no son lo mismo, pero en este artículo no vamos a entrar a matizar cuáles son las diferencias y vamos a simplificar usando ambos conceptos como similares a fines divulgativos.
Esa es la parte que “vemos”, pero realmente no termina ahí. Al igual que nos sucede a las personas, recuperarnos de un capítulo agudo de estrés requiere de un cierto tiempo.
Aunque a nivel externo (a nivel conductual) no se muestre, nuestro organismo necesita varias horas para volver a un estado de calma donde el cortisol (principal hormona relacionada con el estrés) y otras sustancias químicas vuelven a un estado normal. Dependiendo del nivel de estrés sufrido, podemos hablar de hasta días.
Ansiedad por separación: lo que NO ves.
Pero claro, al día siguiente vuelves a salir a trabajar, es decir, que el perro vuelve a sufrir un capítulo de estrés agudo.
¿Y si el perro necesita más de 24 horas para volver a un estado de calma? En este caso su organismo no tendrá opción de asumir todo ese estrés. Si esta situación se mantiene en el tiempo es cuando aparece el estrés crónico en el perro, como te muestro en la siguiente figura.

¿Qué supone esto? La aparición de muchas consecuencias negativas a nivel físico para el perro a causa de esta “lucha silenciosa”. Vamos a repasar las principales:
Polaquiuria y aumento de frecuencia de defecación.
El aumento de la frecuencia de la micción (polaquiuria) y defecación es uno de los síntomas más claros de estrés, siempre descartando otros posibles problemas de salud (como la infección de orina). El animal puede incluso comenzar a hacer sus necesidades en casa después de haberlo hecho correctamente en la calle durante toda su vida porque no aguanta.
Esta situación puede ser delicada y si se detecta se debería acudir al veterinario cuanto antes. Si a causa de que el perro realiza sus deposiciones en casa comenzamos a reñirle y castigarle mientras está padeciendo un problema de ansiedad no haremos más que empeorar la situación.
Diarreas y vómitos.
El sistema digestivo sufre mucho el estrés ya que se inhibe cuando tenemos capítulos agudos (esto se debe a la activación del sistema nervioso simpático). Es habitual también observar diarreas después de episodios de estrés importantes (esto se debe a la activación parasimpática tras el evento estresante), que es el efecto contrario al anterior.
Esas continuas “activaciones” y “desactivaciones” pasan factura al sistema digestivo haciendo que aparezcan diarreas y vómitos.
Falta de atención, concentración o ”desobediencia”.
La idea de “desobediencia” es algo que por sí mismo daría para escribir un artículo propio, ya que siempre que el perro no hace algo que queremos o esperamos solemos decir que es “desobediente”. Esta es una simplificación importante sobre la que habría que reflexionar.
Sin entrar ahora en esa idea, una de las características del estrés (y los estados en los que existe una emoción de alta intensidad) es que el perro “pierde el control”. Esto es: no se puede concentrar y por lo tanto no es capaz de ejecutar cosas que en un estado normal sí haría. Se debe evaluar el contexto para diferenciar una situación en la que el perro no responde a causa del estrés o por una falta de entrenamiento.
Los casos más extremos en este sentido son los llamados “secuestros emocionales” (o también llamados raptos emocionales o secuestros amigdalinos). En este caso el nivel de la emoción es tal que el perro pierde totalmente el control, es “presa de un ataque de pánico” y no hay posibilidad de que razone de forma cognitiva. Aquí, el animal está totalmente desbordado y lo primero que se debe hacer es sacarlo de esa situación lo más rápidamente posible.
Automutilación y Estereotipias.
Se trata de una consecuencia grave, ya sea en forma de automutilación o de estereotipias. Las mutilaciones pueden llegar a hacer que el animal se genere heridas o incluso se ampute algún dedo a sí mismo. En cuanto a las estereotipias, son movimientos, posturas o vocalizaciones repetitivas o ritualizadas sin un fin determinado, como por ejemplo ladridos, perseguirse la cola sin cesar, “cazar moscas” que realmente no existen, etc.
Puede deberse tanto al estrés crónico como a dolor agudo o crónico y otros problemas de salud. Debido a ello muchas veces es difícil de identificar qué lo causa exactamente. Una forma más leve en la que se manifiesta este problema es el acicalamiento excesivo en zonas como almohadillas, costado y zona de los genitales.
También pueden aparecer conductas de monta compulsivas a objetos con los que no tendría por qué hacerlo y a otros perros o personas. Y no, no significa que tu perro intente “dominar” como seguramente te hayan dicho alguna vez.

Excesivas horas de sueño.
Es algo difícil de valorar ya que normalmente los perros duermen bastantes horas (entre 10 y 14, incluso más dependiendo de la edad), por lo que suele resultar más sencillo buscar cambios en las pautas de sueño. Es decir, que duerman más en horas que antes no lo hacían, que estén más despiertos en momentos donde antes dormían, ciclos de sueño más cortos o más largos…
Algo típico en estrés crónico es que el perro tenga más sueño ya que no alcanza una fase REM completa (sueño reparador) cuando duerme. Esto puede hacer que duerma con mayor frecuencia aunque por tiempos más cortos. Por ejemplo, permaneciendo mucho tiempo en estado de vigilancia (durmiendo con la cabeza elevada y tumbado en esfinge en lugar de totalmente relajado).
Polidipsia.
La polidipsia es la necesidad exagerada y urgente de beber. El estrés puede ser una de sus causas pero también puede deberse a alguna otra afección que habría que descartar a nivel veterinario (diabetes, por ejemplo).
Trastornos cutáneos y autoinmunes.
Es un síntoma controvertido, ya que puede ser que por ejemplo el perro sufra una dermatitis a causa del estrés, o que tenga estrés a causa de la dermatitis (o ambas y que el ciclo se retroalimente).
Es muy común la pérdida masiva de pelo en momentos de estrés agudo (como en visitas al veterinario, por ejemplo), calvas y problemas físicos en casos de estrés crónico.
A nivel inmune, pueden aparecer caídas del mismo tras episodios agudos de estrés, así como un debilitamiento general del mismo en caso de estrés crónico.
Comportamientos compulsivos o sobreexpresión conductual.
Suelen ser ladridos, gruñidos, escarbar en el suelo, rascados compulsivos, etc. Muchas de estas conductas son innatas o normales en los perros hasta que se presentan de forma continuada en el tiempo sin motivo aparente y/o de forma repetitiva o exagerada. Todo lo que hace el perro lo hace con un nivel de energía muy alto y desproporcionado. También pueden darse conductas compulsivas con palos, piedras, pelotas, etc. (el perro se vuelve “adicto” a estos elementos).
Otras consecuencias.
Existen multitud de consecuencias físicas que el animal puede sufrir a causa del estrés crónico además de las que ya he mencionado, como por ejemplo: hiperapego, coprofagia (que el perro coma heces), insomnio (actividad nocturna), monta frecuente a objetos, personas o cosas, conductas destructivas, enfermedades infecciosas, descalcificación, indefensión aprendida, depresión…
Como puedes ver, el estrés crónico puede resultar devastador para un perro a largo plazo.

Secuelas emocionales para el perro.
Además de las secuelas físicas mencionadas, la ansiedad por separación puede afectar emocionalmente a tu perro haciendo que se vuelva pesimista, es decir, que permanezca en un estado emocional con un sesgo cognitivo negativo.
Diversas universidades como la de Sídney (Australia) o Bristol (Reino Unido) han demostrado que podemos hablar de pesimismo y optimismo en los perros. Ser optimista implica que nuestro estado emocional hará que juzguemos situaciones ambiguas o sobre las que no tenemos toda la información de una forma positiva (y lo contrario en el caso del pesimismo).
Por lo tanto, un perro que se queda solo y no entiende o no tiene toda la información, es posible que por pesimismo se “ponga en el peor de los casos” y eso le genere más ansiedad, provocando que sea más fácil que rompa cosas, etc. La universidad de Bristol de hecho realizó un experimento en el que demostró que los perros optimistas tienden a quedarse tranquilos al estar solos, mientras que los pesimistas tienden a mostrar más ansiedad y ladrar en esas situaciones, lo que crea un círculo vicioso y empeora su pronóstico.
Abandono de perros: la devastadora consecuencia de los problemas de conducta.
Según datos de la Fundación Affinity en su estudio sobre el abandono y la adopción de animales en España (2020), el comportamiento del animal es la segunda causa por la que la gente entrega su perro a un refugio o protectora (solo por detrás de las camadas indeseadas).
Además, dentro de los problemas de comportamiento, la ansiedad por separación es la tercera causa de eutanasia y abandono, por detrás de problemas relacionados con conductas agresivas.
Según estos datos, por tanto, la ansiedad por separación es causa directa de un altísimo número de abandonos y sacrificios cada año. Estas son las consecuencias más aterradoras de la ansiedad por separación.
Consecuencias de la ansiedad por separación para la ti.
Hemos explicado largo y tendido las consecuencias de la ansiedad por separación en perros, pero para las personas que conviven con perros afectados por esta patología igualmente es un problema que afecta mucho a su bienestar, principalmente debido a:
- Es un problema muy frustrante y puede llegar incluso a condicionar tu rutina o vida social ya que puedes desarrollar miedo a dejar solo al perro, reduciendo tus salidas o contacto social.
- En el caso de que existan destrozos en el hogar y para determinadas razas puede suponer un auténtico problema económico: hay perros capaces de destrozar la puerta por la que sale el dueño o incluso una pared. Si además se trata de una vivienda en la que se está de alquiler, además del propio gasto puede generar un problema importante al tratarse de una propiedad de otra persona.
- Otro problema típico que puede aparecer es en la relación con los vecinos cuando tenemos un perro que manifiesta el problema mediante vocalización excesiva, lo que puede implicar desde discusiones hasta denuncias. Además, hay muchas ocasiones en las que los vecinos pueden perder los nervios y golpear las paredes o aporrear la puerta, lo que no ayuda nada en absoluto al perro y puede agravar la situación.
Ahora las buenas noticias.
A pesar de que la ansiedad por separación es algo a tener muy en cuenta tanto por su alta incidencia como por sus graves consecuencias, la buena noticia es que es un problema con una alta tasa de recuperación de los perros.
Dependiendo de la rutina de la familia o persona, la formación y las herramientas disponibles en unos meses puedes tener al perro prácticamente recuperado y haciendo vida normal. Como en todos los problemas que tienen una componente de estrés, siempre existirán recaídas. Habrá temporadas en las que el perro pueda empeorar pero nada que no pueda controlarse adecuadamente con una buena rutina y las pautas de trabajo adecuadas.
Por lo tanto, si tienes un perro que sufre ansiedad por separación, no lo dudes y trátalo cuanto antes.
Su problema se puede solucionar, y cuanto más tiempo pase padeciéndolo, más difícil y costoso será de solucionar y más sufrirá todas estas terribles consecuencias de las que te he hablado aquí.
La decisión es clara: ayuda a tu perro.
Puedes solicitar la ayuda a un profesional de tu zona o puedes aprender los protocolos que usamos para eliminar el trastorno de ansiedad por separación y hacerlo tú mismo.
Si te interesa la segunda opción, aquí tienes justo lo que necesitas, échalo un ojo:

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Nota: este post se publicó el 03/09/2019 y se ha actualizado por última vez el 20/01/2022.
Comentarios 2
No crei k fuese tan grave teniendo en cuenta que casi todos los perros pasan por ahi cuando son pequeños o en adaptacion de un nuevo hogar etc..y no crei que creaba tanta ansiedad ni que tampoco les durase tanto es impresionante
Author
Hola Silvia,
Sí, así es. Realmente es fácil de entender si conoces o has conocido a alguna persona que sufra crisis de ansiedad y que te cuente su propia experiencia. No somos tan diferentes en ese sentido.
Con lo que no coincido es con lo que dices que todos los perros lo sufren o que pasan por ahí. No hay que confundir que el perro (especialmente cachorro) llore cuando le dejas solo o en alguna situación. Eso es algo normal y o debe ser confundido con un problema de ansiedad a nivel patológico.
Saludos